UN SERIE QUE ERA CARIBE...
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| Lo volvieron hacer, ¿Que hará esta vez la LVBP? |
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| Durante su primer mandato -año 2019- el dueño del circo les dió la orden |
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| ¿Se repetirá la historia en el 2026? |
Mensaje conmemorativo para la comunidad EBM UCV:
Apreciados integrantes de la familia de la Escuela de Béisbol Menor de la Universidad Central de Venezuela (EBM UCV). El pasado mes de septiembre, celebramos con orgullo un hito importante: nuestro 48º aniversario.
Cuatro décadas y media de formación integral, valores, disciplina y pasión por el béisbol han dejado una huella imborrable en la historia del beisbol menor caraqueño.
Durante estos años, generaciones de jóvenes han pasado por nuestros campos aprendiendo no solo a lanzar, batear y correr, sino a crecer como personas, compañeros y ciudadanos comprometidos.
A cada entrenador, atleta, padre, madre, directivo y amigo que formaron parte de nuestra escuela, y a los que actualmente hacen vida en ella, le damos nuestro mas sincero agradecimiento por haber hecho posible esta gran familia.
Seguimos firme en nuestro compromiso de formar campeones dentro y fuera del campo.
¡Juntos continuaremos escribiendo éxitos!.
Edgar Rodríguez
Presidente
El beisbol menor en Venezuela huele a tierra mojada, al sol inclemente de las cuatro de la tarde y a gritos que se escuchan desde el estacionamiento. Gritos de todo tipo: de emoción, de rabia, de frustración, de gente que nunca jugó profesional, pero habla como si fuera scout de las Grandes Ligas.
Yo no sabía que en ese universo un niño puede pasar de ser “mi campeón” a “¿qué te pasa, ¿vale? Agarra esa vaina” en menos de cinco minutos.
En cada práctica, pero sobre todo en los juegos, veo lo mismo: padres desesperados, ansiosos, con un nivel de expectativa que no coincide con la edad de los peloteros. Lo escucho todo. Lo huelo. Lo siento.
“Si la cagas, te esperan unos buenos coñazos en la casa”.
“Deja de llorar y hazlo bien, si no quieres que te joda”.
“A ver si hoy sí sirves para algo”.
Lo triste no son solo estas frases, que de por sí ya son una buena nalgada en la retaguardia. Lo triste es la naturalidad con la que se lanzan. Como si fuera parte del manual del buen padre beisbolero, lo que afecta a niños de cinco años en adelante que ya juegan aterrados. No de la pelota. De sus propios padres.
Una tarde, en pleno juego, un papá se levantó de las gradas porque su hijo, un niño de seis años con cara de domingo, falló un rolling. El papá caminó hasta donde estaba el entrenador y desde la cerca empezó su sermón: “¡Pónmelo en otra posición! ¡Él no sirve para el short! ¡Así no va a llegar a ningún lado!”. Luego, estalló su ira hacía su hijo: “Agarra esa mierda… ¿Qué te pasa? Si no te pones las pilas te saco del juego”.
En este país, estas conductas se han vuelto la norma, sin mencionar la venta de alcohol en los campos que deriva en representantes alcoholizados que, en ocasiones, deriva en discusiones entre ellos o con los rivales del otro equipo. Pero, esto ya será para otro día.
En mi investigación sobre este tema conseguí un estudio en psicología del deporte publicado en agosto de 2021 en el National Center for Biotechnology Information que muestra de forma consistente que las expectativas y la presión parental influyen en la experiencia emocional del niño y pueden aumentar la ansiedad, reducir la motivación y acelerar la deserción deportiva cuando este tipo de presión se convierte en algo excesivo.
Asimismo, este estudio señala que el apoyo afectivo, sin la presión por resultado, es el factor que más facilita la permanencia y el disfrute del niño en el deporte.
En otros medios, especialistas en esta área han advertido del problema. Por ejemplo, en un reportaje de El País, la psicóloga Lara Ferreiro explica que la presión parental provoca ansiedad, baja autoestima y miedo al fracaso, y plantea que los padres deben fomentar la motivación más que la búsqueda de resultados. Esa voz coincide con lo que veo desde las gradas. El daño no siempre es visible, pero está ahí.
De acuerdo con los especialistas, parte de los indicadores que evidencian los niños en el campo de juego, comúnmente vistos como “caprichos” o “necesades” son:
— Ansiedad física antes de competir (náuseas, vómitos, dolores abdominales).
— Miedo persistente al error y evitación de la práctica.
— Autoexigencia que deriva en estrés crónico y posible abandono precoz del deporte.
Para minimizar estos casos, solo basta en hacer uso de ciertas prácticas sencillas y útiles para que estos ambientes bajen el nivel de intensidad deportiva:
1. Pregunta primero por la diversión: “¿Te gustó el juego/práctica de hoy?”. La motivación protege más que los premios.
2. Elogia el esfuerzo y la actitud, no solo los resultados. Un “vi que corriste súper rápido hasta la base” vale más que “hubieras bateado mejor”.
3. Mantén la calma en las gradas. Tu tono regula la experiencia emocional del niño.
4. Respeta la autoridad del entrenador en la cancha. Si hay quejas, hazlas en privado y con respeto.
5. Enseña a tu hijo a tolerar la frustración con acompañamiento. Abrazos, preguntas abiertas y límites afectuosos son adecuados.
1. Gritos, humillaciones o amenazas físicas como “ya vas a ver cuando lleguemos a la casa” solo generan miedo, no aprendizaje.
2. Convierte cada práctica en una prueba de valor personal.
3. No fuerces especializarlo en una sola disciplina demasiado temprano. Aumenta el riesgo de burnout, es decir, desgaste deportivo crónico, tanto físico, mental y emocional.
Entre tanto ruido, también he visto lo contrario. Padres que llegan con paraguas, agua fría y paciencia, que se sientan en silencio, respiran profundo y saben que el beisbol, para un niño, no es una audición para las Grandes Ligas, sino un recreo ampliado.
Hay papás y mamás que celebran el hit del hijo propio y también el del vecino. Que ayudan a los niños a colocarse la mascota sin hacer un drama, que aplauden cuando alguien falla porque entienden que fallar es parte del juego. He visto padres que, si su hijo no jugó tan bien ese día, lo abrazan y le dicen: “¿La pasaste bien?”, si te responden que sí, listo, sólo eso importa.
Incluso he visto a uno que lleva un banquito pequeño solo para sentarse al nivel de los niños para amarrarles las trenzas de los zapatos con calma o aquellas que los entretienen con juegos cuando les toca ser mamá dugout. No lo hacen por “ser buena gente”, sino porque entienden que son niños. Que necesitan guía, diversión y no gritos.
Y esos padres existen. Aunque hagan menos bulla. Aunque no se les vea peleando con el árbitro, ni discutiendo posiciones, ni amenazando al entrenador. De hecho, son tan discretos que a veces uno olvida mencionar que ellos también sostienen este deporte, que lo vuelven más humano.
Gracias a ellos, a su manera suave de estar, a su forma decente de acompañar… todavía se puede creer que hay esperanza en estas canchas, porque el problema no es el beisbol. El problema somos los adultos, porque somos los que convertimos un juego en un examen, los que gritamos más fuerte de lo que aplaudimos, los que exigimos rendimiento en vez de acompañar el proceso. Somos los que olvidamos que la infancia no acepta devoluciones.
El primer Congreso Nacional en Ciencias de la Actividad Física e Innovación en el Deporte (Conafid 2025) se llevará a cabo los días 29 y 30 de octubre en el auditorio del Comité Olímpico Venezolano, en Caracas, organizado por el viceministerio para la Formación e Innovación de la Actividad Física y el Deporte, adscrito al Ministerio del Poder Popular para el Deporte.
Este evento reúne a cerca de 200 participantes presenciales y 1.800 asistentes en modalidad virtual, se convertirá en el encuentro científico-deportivo de mayor envergadura impulsado por el Estado venezolano en los últimos años.
Su objetivo fundamental en es posicionar una visión de la actividad física y el deporte como herramientas estratégicas para la formación integral, la cohesión social y la construcción de una cultura de paz, en concordancia con el artículo 10 de la Ley Orgánica del Deporte, Actividad Física y Educación Física.
Durante los dos días de congreso, se desarrollan 12 conferencias magistrales, 16 ponencias especializadas, 15 presentaciones de posters y diversas participaciones culturales.
El congreso abordará siete líneas de investigación fundamentales temas relacionados a la actividad física y salud, ciencias biomédicas, rendimiento deportivo, gerencia deportiva, educación física, ciencias sociales e ingeniería del deporte, incluyendo innovaciones como la inteligencia artificial aplicada al ámbito deportivo.
Además, se realizan talleres temáticos, espacios de diálogo para la resolución de problemas del deporte nacional y el III Encuentro del Movimiento Venezolano de Actividad Física, que integra a adultos mayores, pueblos indígenas, deporte paralímpico y programas comunitarios, reafirmando así el carácter inclusivo del evento.
Entre los conferencistas destacan el Ministro del Poder Popular para el Deporte, Lic. Franklin Cardillo; la Viceministra del Ministerio del Poder Popular para la Ciencia y Tecnología, Dra. Carmen Virginia Liendo; la viceministra para la Comunalización de la Ciencia, Dra. Danmary Hernández; la ministra para los Pueblos Indígenas, Clara Vidal, y la propia viceministra Karla Luna, quien lidera la iniciativa.
Las ponencias abordaran temáticas actuales y urgentes, desde el control biométrico en la preparación olímpica hasta el uso de big data para la detección de talento, pasando por estudios sobre plasticidad cerebral, antidopaje, fatiga posrehabilitación y propuestas metodológicas inspiradas en casos como el de Yulimar Rojas.
La viceministra Karla Luna, expresó su profunda satisfacción por la creación de este espacio académico y científico, al que definió como mucho más que un simple congreso.
“El Conafid 2025 es una declaración de principios, es la materialización del compromiso del Estado venezolano con la ciencia aplicada al deporte, con la formación de calidad y con la innovación como motor del desarrollo humano”, recalcó Luna.
Luna subrayó que el evento trasciende lo competitivo y se enfoca en el impacto social del deporte. “Aquí no estamos hablando solo de competencias, sino de cómo el movimiento, la actividad física y el deporte transforman vidas, comunidades y naciones”, señaló con convicción.
Además, explicó que el congreso servirá como plataforma estratégica para definir las líneas de investigación que orientarán las políticas públicas deportivas en los próximos años.
De igual manera señalo que también se utilizará este espacio para seleccionar los trabajos que representarán a Venezuela en el Congreso Internacional Afide 2026 en La Habana, Cuba, así como en el marco de los Juegos Bolivarianos de la Juventud 2026, que se llevarán a cabo en el país.
En ese sentido, Luna recordó que el Conafid 2025 responde a una necesidad urgente en el contexto actual: "combatir el sedentarismo, las enfermedades crónicas y los efectos persistentes de la pandemia mediante la promoción de estilos de vida activos, conscientes y comunitarios".
Para finalizar afirmó que la actitud del estilo de vida implica una "ruptura con lo que ya no funciona y fidelidad con lo que se ha ido descubriendo”.
El Conafid 2025 no solo visibilizará el talento investigador nacional, sino que también tejerá redes de saberes entre estudiantes, entrenadores, médicos, psicólogos, docentes y dirigentes deportivos, con el fin de construir un sistema deportivo más justo, inclusivo, científico e innovador.
Las conclusiones del congreso se recogerán en un documento el 30 de octubre en la clausura del evento, que culminará con un acto cultural que celebra la riqueza del talento venezolano en todas sus expresiones.
Felipe Ramírez / Prensa Mindeporte
El deporte más popular y, por lo tanto, el principal en Venezuela, es el béisbol, por lo que se dice que es el principal pasatiempo nacional.
Al revisar los rankings mundiales elaborados por las federaciones internacionales de cada disciplina, encontramos evidencia que respalda esta afirmación. Según el último ranking publicado por la Confederación Mundial de Béisbol y Softbol (WBSC, por sus siglas en inglés), Venezuela ocupa el segundo puesto en el continente americano y el quinto del mundo en béisbol masculino. En la categoría femenina, el país se posiciona en el tercer lugar del continente y el cuarto del mundo.
En cuanto al softbol, considerado el "primo hermano" del béisbol, también Venezuela destaca en las competencias internacionales. Según el ranking más reciente de la WBSC, el equipo masculino ocupa el primer lugar en el continente y el segundo del mundo. En la categoría femenina, Venezuela ha perdido terreno, ubicándose actualmente en el puesto número 15 del mundo, pero es el sexto del continente.
Por último, tenemos al “hermanito menor” del béisbol, la pelotica de goma, que ahora se llama "Béisbol 5". En esta popular versión del béisbol, Venezuela ocupa la séptima posición mundial y la tercera en el continente, según el último ranking de la WBSC.
Es decir, en béisbol (masculino y femenino), softbol masculino y pelota de goma (mixto), Venezuela está en lo que llamamos “la zona de la candela”, un lugar donde juegan los grandes de la especialidad. En estos especialidades deportivas solo somos superados por potencias como Japón, Taipei, EE. UU. y Corea del Sur en béisbol masculino, Japón, EE. UU. y Canadá en béisbol femenino, Japón en softbol masculino, y Cuba, Japón, Francia, Taipei, Túnez y México en pelota de goma o Béisbol 5.
Podemos decir entonces, que en beisbol, softbol y beisbol 5, Venezuela ya no va a competencias internacionales a buscar clasificar por "repechaje" o buscar "diplomas por buen desempeño", sino a subir mas en el ranking o mantener las posiciones de liderazgo alcanzadas.
Ya en estas disciplinas estamos compitiendo con los “grandes ligas” de la especialidad, lo cual no sucede todavía en el fútbol y otras disciplinas donde aún estamos luchando para acercarnos a la “zona de la candela”.
Pero frente a esta realidad aguas abajo en Venezuela, no observamos que se desarrollen políticas ajustadas a la situación antes descrita. En este sentido tenemos que los logros alcanzados por el béisbol, el softbol y la pelota de goma (Béisbol 5) no reciben el mismo trato mediático que se genera para el fútbol cada cuatro años durante las eliminatorias de los mundiales de la FIFA.
Asimismo, sorprende que siendo el beisbol el primer “pasatiempo nacional” y de ocupar la quinta posición del mundo, las ligas y las direcciones de deportes universitarios del país no desarrollen ni siquiera un campeonato de pelotica de goma, considerando que el deporte universitario es uno de los principales subsistemas del deporte de alto rendimiento en el país, según la Ley Orgánica del Deporte.
¿Es flojera?, ¿incapacidad gerencial?, ¿falta de visión?, o ¿se conforman con obtener ganancias fácilmente en otras disciplinas deportivas?.
Queda abierto el derecho de palabra para el debate...